Cada vez resultan más preocupantes los problemas de privacidad en las redes sociales, especialmente después de las filtraciones masivas de datos que se han producido en los últimos años en Facebook, LinkedIn, Yahoo o MySpace, entre otras.
Ilma Vienazindyte
May 12, 2020 · 4 minuto de lectura
El principal peligro de las redes sociales es la enorme cantidad de datos personales que volcamos en ellas. No solo se trata de nuestro nombre y apellidos, edad, dirección de correo electrónico o contraseñas, sino del inmenso volumen de información que facilitamos a diario y de forma gratuita con nuestras fotografías, mensajes, historias, red de contactos y nuestra geolocalización. Una red social es una plataforma online a que almacena en todo momento dónde estamos, qué hacemos, con quién hablamos, qué nos interesa, quiénes somos y cómo somos, y utiliza toda esta enorme cantidad de información para ponerla al servicio de cualquier empresa o particular interesado en publicitarse en ella. En esencia, entonces, una red social acumula tanta información sobre nosotros que una sola filtración puede exponer una parte muy sustancial de nuestras vidas… como así ha ocurrido ya en el pasado.
En septiembre de 2019 se produjo una filtración en Facebook que expuso los datos personales de 420 millones de usuarios. En mayo de 2018 se filtraron los datos de 330 millones de perfiles de Twitter. En noviembre de 2016, ocurrió lo mismo con la información de 412 millones de usuarios de la red de Friend Finder. MySpace, My Heritage, WordPress, Uber, Ebay, JP Morgan Chase, Ubisoft, prácticamente todas las grandes compañías de servicios de internet han sufrido brechas en sus sistemas de seguridad en algún momento que han dejado expuestos los datos privados de una buena parte o la totalidad de sus usuarios. De esta forma, confiar nuestra información personal a una red social implica dejarla en manos de un servicio online susceptible de fallar, cosa que no ha dejado de ocurrir una y otra vez.
Pero la privacidad y seguridad en las redes sociales nunca está garantizada, ni siquiera en el caso de que no se produzca ninguna filtración. Especialmente en redes sociales como Facebook, Instagram o Whatsapp, los términos de servicio especifican que todo aquello que publiques en ellas pasa a ser de su propiedad y, en consecuencia, es susceptible de ser vendido o cedido gratuitamente a terceros. Cada fotografía que subes a Instagram, cada comentario que dejas en Facebook o cada conversación que mantienes en Whatsapp es propiedad de la corporación de Mark Zuckerberg y puede ser utilizada con fines publicitarios o de otra índole. Esta es la forma en que las redes sociales se financian, de ahí que se diga que, en las redes sociales, el producto somos nosotros.
Por último, todas las redes sociales son plataformas donde puede darse el stalking (o acoso) en mayor o menor medida. Toda la información que publicamos online es susceptible de ser percibida y estudiada por desconocidos, o incluso personas cercanas, que pueden llegar a obsesionarse con nosotros y hacernos la vida imposible. El stalking en internet es un delito serio que puede llegar a suponer una grave amenaza para el bienestar y la integridad de una persona, pero en ocasiones puede ser difícil de perseguir por causa del anonimato en las redes. Amparándose en perfiles falsos, el stalker consigue seguir acosando a su víctima eludiendo las consecuencias penales. La labor de la justicia es incluso más difícil si el stalker se encuentra amparado por el marco de un país extranjero con una legislación laxa.
Existen varias formas para protegerte frente a los graves riesgos de seguridad y privacidad de las redes sociales. Vamos a recordar las herramientas principales de las que dispones.
La opción más segura es simple: evitar las redes sociales. En el siglo XXI es difícil prescindir al completo de las redes sociales y las plataformas online, pero es perfectamente posible restringir su uso solo a las más imprescindibles. Aplicaciones superfluas como Instagram, Facebook o Tinder conviene dejarlas al margen o, a lo sumo, limitar al máximo la cantidad de datos personales con que pueden contar.
Reducir a un mínimo razonable los datos compartidos en las redes sociales es otra de las acciones más necesarias, especialmente todos aquellos relacionados con nuestra geolocalización, información bancaria, imagen personal y conversaciones privadas.
Las contraseñas sencillas son muy fáciles de averiguar y de hackear. Si es necesario que mantengamos abiertas las cuentas en cierto número de redes sociales, lo mínimo que debemos hacer es asegurarnos de que solo nosotros podemos acceder a ellas. Trata de cambiar tus contraseñas regularmente para asegurarte de que, incluso si se ha producido una filtración, solo tú sigues manteniendo acceso a tus cuentas.
A estas alturas del siglo, es imprescindible utilizar un antivirus profesional para garantizar la seguridad de nuestros dispositivos, y aún lo es más mantenerlo actualizado para que pueda responder a las cyberamenazas más recientes. Paralelamente, es necesario que mantengas también actualizados tus navegadores (Chrome, Firefox, Safari, Edge…) y tu Sistema Operativo (Windows, MacOS, Android, iOS…) para asegurarte de que todos ellos cuentan con las herramientas de protección más actuales y no dejan fisuras abiertas por las que se pueda filtrar tu información más personal.
La encriptación de una VPN proporciona un grado de seguridad extra a la hora de enviar y recibir datos en una red social. Incluso si no se produce ninguna filtración en la plataforma, tus datos pueden quedar expuestos si los envías a través de una red que no sea segura. Utilizar una VPN hará que tus datos se mantengan a salvo incluso si te conectas desde redes abiertas o públicas.
La seguridad online empieza con un clic.
Máxima seguridad con la VPN líder del mundo